sábado, 21 de mayo de 2011

Una muerte vivida.

Cuando estás a punto de morir no piensas en lo que hay después, sino en la vida que has perdido, aunque la estuvieras viviendo en el mismo momento en el que empezabas a vivirla.
Aunque no lo creáis, piensas en como vivirán los demás sin ti, ya sé que es egoísta, pero es así.
En mi opinión la muerte no es nada más que otro paso en la vida. No sé si habrá vida después de la muerte, pero lo que sí sé es que lo que más anhelas cuando estas dando el último suspiro que la vida te brinda es el amor de una madre que este apoyándote en ese momento, el apretón de manos que te da tu padre, las dulces risas de tus hermanos pequeños, los gritos y peleas de tu hermana mayor, y los amigos, esos que te hacen reír, llorar, gritar, saltar de alegría, también a ellos los echas de menos. Echas tanto en falta todo eso como cuando maduras y recuerdas todos los momentos felices de tu niñez, en los que no hacías más que vivir el presente sin pensar en el futuro ni recordar el pasado.
No puedo decir que estoy muerta, porque sino no estaría escribiendo esto, pero aunque no lo recuerde, puedo atestiguar que eso es lo que se siente.

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